Una vez más, Luis Borrás. En su blog-enciclopedia de libros de nuestra tierra, Aragón Literario, recoge un poema (y una foto) míos. Gracias!
El poema, inédito, pertenece al poemario en prosa El mar en el buzón, finalista del premio Isla de Siltolá 2010.
Tanto el poema (que no el libro) como la foto vinieron de Nueva York, y a veces aún me llevan para allá de vuelta. El poema dice así:
Es igual dónde estemos. La música se enrosca,
hay ancianos comiendo, los espejos reflejan exacta nuestra imagen. Hay algo de
misterio, la belleza da miedo porque pende del tiempo. Por no sé qué motivo
comparamos los precios. Según qué ropa compren parecerán normales. Los veremos
felices.
La gente se elige o es escogida; se imagina
elevada. Genera desperdicios y recuerdo. Los besos son monedas que cambiar por
billetes, premios devaluados, son descargas eléctricas quizá cuando no cuentan.
Y luego se terminan. Desnudarse es la forma de roncar, la forma de inspirar
normalidad.
No importa dónde queda la mano por la noche.
Somos una ciudad tu mano y yo, cercada por millones de ciudades que construyen
los otros, los demás con sus manos. ¿Cuántos habrán dormido con la mano así
puesta, en posición idéntica, con la misma intención? ¿Cuántos importunaron al
mundo al otro día? ¿Cuántos creyeron beber del sexo de la noche?
Somos afortunados, sin embargo. Como la
mayoría. Tenemos un lugar, una puerta y un número. El nombre del lugar, que nos
enseña: admirad los prodigios, y evitad las miserias.