Lar sigue viajando, y sigue creciendo.
Carlos Alcorta, poeta y crítico cántabro que escribe en diferentes medios (El Diario Montañés, Turia,...) publica hoy en su blog una, de nuevo, preciosa reseña sobre este verde libro de poemas, en el que dice cosas tan hermosas como estas:
Carlos Alcorta, poeta y crítico cántabro que escribe en diferentes medios (El Diario Montañés, Turia,...) publica hoy en su blog una, de nuevo, preciosa reseña sobre este verde libro de poemas, en el que dice cosas tan hermosas como estas:
Gairín no ha inventado nada, y sin inventar nada resulta absolutamente original. No intenta solapar las deudas literarias. Las referencias a autores como Neruda, Salinas, Caballero Bonald, Bécquer o Garcilaso, por citar solo algunos nombres, son evidentes, pero Gairín avanza un paso más allá. Con el eco de versos de sobra conocidos construye un escenario donde su propia voz se superpone al coro.
El peso de la tradición es un lastre que no todos pueden arrastrar. El riesgo es, además, grande porque al mínimo despiste se puede caer en el pastiche, en la parodia chabacana. Gairín solventa con creces el desafío.
no conocíamos aún la obra de Ramiro Gairín Muñoz (Zaragoza, 1980), algo que lamentamos de verdad, aunque gracias a eso la lectura de LAR ha supuesto un descubrimiento de esos que te hacen confiar en que, pese a estar aparentemente todo dicho, aún se puede indagar en los sentimientos, en los actos cotidianos y extraer de ellos una gota de savia no contaminada.
Gairín es de esos que no levantan la voz ni pretenden despuntar en el gremio por ser el más revoltoso o a base de hacer gracias. Escribe porque no puede escudriñar en las aristas de la realidad de otra forma, quizá porque ser el primero que deja la huella en la nieve recién caída sólo tiene mérito si los pasos conducen a algún lugar, a recoger la leña para alimentar el fuego, por ejemplo.
El peso de la tradición es un lastre que no todos pueden arrastrar. El riesgo es, además, grande porque al mínimo despiste se puede caer en el pastiche, en la parodia chabacana. Gairín solventa con creces el desafío.
no conocíamos aún la obra de Ramiro Gairín Muñoz (Zaragoza, 1980), algo que lamentamos de verdad, aunque gracias a eso la lectura de LAR ha supuesto un descubrimiento de esos que te hacen confiar en que, pese a estar aparentemente todo dicho, aún se puede indagar en los sentimientos, en los actos cotidianos y extraer de ellos una gota de savia no contaminada.
Gairín es de esos que no levantan la voz ni pretenden despuntar en el gremio por ser el más revoltoso o a base de hacer gracias. Escribe porque no puede escudriñar en las aristas de la realidad de otra forma, quizá porque ser el primero que deja la huella en la nieve recién caída sólo tiene mérito si los pasos conducen a algún lugar, a recoger la leña para alimentar el fuego, por ejemplo.
Aquí pueden leer la reseña completa:
Y no dejen de entrar en su blog con frecuencia, pues encontrarán reseñas sobre libros de poesía agudas, fundamentadas, muy bien escritas y que descubren y ponderan todo tipo de poesías y poéticas, nacionales y extranjeras; junto con versiones de poemas de otras lenguas. Un lujo.
Mil gracias, Carlos. ¡Me has hecho muy feliz!
Tradición y modernidad
ResponderEliminarFelicidades
Gracias, Javier!
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