Cuando hablan los amantes el lenguaje se limpia,
no es ningún secreto. Las palabras renacen, cargando con sus dunas; debajo está
su forma. Cuando nombran al mundo dos amantes pronuncian los objetos, todos y
cada uno. Antes de recogerlas los serenos, las palabras son cosas y las cosas
palabras. Son nubes de palabras los silencios.
Si los amantes hablan del hogar, todas las
casas se vuelven hogueras. Cuando evocan sabores no se tira comida, hay pueblos
a las puertas de los supermercados. Cuando dicen desdén las calles se
anestesian. Cuando dicen su patria las patrias se atomizan, son las patrias las
camas donde irradian el calor de su espalda.
Si los amantes hablan del amor, el suyo viaja
sobre las ciudades. Y es al alba cuando su mano tibia, miel de pájaros secos,
desciende sobre hombres y mujeres y acaricia su nuca mientras duermen o penan,
y les arranca un orgasmo mínimo, apenas apreciable, que cambia para el día que
empieza el signo de sus actos.
(EL MAR EN EL BUZÓN, págs. 18-19; Ediciones Vitruvio)
Querido Ramiro, mi más cordial enhorabuena por tu nuevo poemario y que esas palabras limpias frente al mar nos dejen ver unpoco de azul en estos días de ceniza mugrienta y pesimismo.
ResponderEliminarMil gracias, José Luis, por tu visita y tus buenos deseos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!